domingo, 12 de abril de 2009

Propuesta de trabajo: "La aventura de leer y escribir… (si es que siempre son una aventura)"

Consignas:

1- TODOS: leer los textos y observar los dibujos, comentar los distintos puntos de vista que se presentan.

2- Elegir una de las siguientes consignas y resolverla con el grupo:

Opción 1: Cada integrante va a contar en seis renglones experiencias negativas y positivas en relación con la escritura y la lectura, pueden ser escolares o no.

Opción 2: Entre todos elaborarán un artículo de opinión sobre las experiencias personales en relación con la lectura y la escritura, y lo que sienten como sus derechos y obligaciones al respecto.

Opción 3: Escribirán una Resolución, Decreto o Ley en relación con la lectura y escritura para este año, tengan en cuenta la estructura:

VISTO…

CONSIDERANDO…

-que…

-que…

-que…

(fulanitos y menganitas… ponerse un nombre) RESUELVEN…

-art. 1

-art. 2

-art. 3

TEXTOS:

“A todos esos no lectores algo les debe la sociedad. Reconozcamos que no estaban condenados desde sus cromosomas a ser no lectores, sino que, de un modo u otro, les fallaron los mediadores sociales, les falló la sociedad. A todos ellos les faltó algo que no les habría debido faltar. En algún momento les hicieron una zancadilla. De modo que es bueno que la sociedad se haga cargo y admita, mal que le pese, que no se trata de una fatalidad del destino sino de una consecuencia de actos históricos y concretos de los que no puede declararse inocente.

La sociedad fabrica no lectores y, cuando ve su producto, no atina sino a agarrarse la cabeza escandalizada. Primero provoca el incendio y después sale corriendo a llamar a los bomberos.” (Graciela Montes)

“El mundo era terrible, cruel, despiadado, ominoso como un mal sueño. No era un buen lugar para vivir. Los libros eran el único sitio en el que había hallado compasión, consuelo, felicidad… y amor. Los libros amaban a todo aquel que los abría, dispensaban recogimiento y amistad sin exigir nada a cambio, nunca se marchaban, nunca, aunque los tratasen mal. Amor, verdad, belleza, sabiduría y consuelo ante la muerte.

[…] ¿Hay algo más hermoso en el mundo que las letras? Símbolos mágicos, voces de muertos, sillares de mundos maravillosos mejores que éstos, que dispensan consuelo, disipan la soledad, guardan los secretos, proclaman la verdad…”

(Cornelia Funke)

“Quizás la pregunta del adulto, por qué los chicos leen cada vez menos, se deba reformular de este otro modo ¿por qué los chicos no quieren leer lo que nosotros queremos que lean? Padres, bibliotecarios, animadores, maestros, profesores de literatura... Si el deseo como lectores adultos se basa en democratizar la lectura, en hacerla libre y abierta para todos, en volverla viva y activa, se puede comenzar –o recomenzar- por leer literatura, seguir por ofrecerla a los lectores en formación con la misma pasión con que se ejerce la práctica solitaria de su lectura. Y aceptar que los lectores no son todos iguales; que hay un universo de experiencias previas de lectura determinando el modo de ingreso al libro y sus posibles rutas, su tránsito por él; que la lectura no se impone, se ofrenda; que no todos van a gustar del mismo modo de los libros que se aman; que hay gente que elige no leer, tal como sostiene en sus ‘Derechos del lector’ Daniel Pennac: ...la libertad de escribir no puede ir acompañada del deber de leer.” (Carola Hermida, Mila Cañón y María José Troglia)

“Escribir (y leer) es como sumergirse en un abismo en el que creemos haber descubierto objetos maravillosos. Cuando volvemos a la superficie sólo traemos piedras comunes y trozos de vidrio y algo así como una inquietud nueva en la mirada. Lo escrito (y lo leído) no es sino la traza visible y siempre decepcionante de una aventura que, al fin, se ha revelado imposible. Y sin embargo hemos vuelto transformados. Nuestros ojos han aprendido una nueva insatisfacción y no se acostumbran ya a la falta de brillo y de misterio de lo que se nos ofrece a la luz del día. Pero algo en nuestro pecho nos dice que, en la profundidad, aún relumbra, inmutable y desconocido, el tesoro.” (Jorge Larrosa)

“[…] detectamos una excesiva instrumentalización que convierte al libro en un vehículo para la realización de enojosas tareas escolares, que sustituye la libertad de elección por la obligatoriedad, con lo que, a menudo, desaparece el placer de leer (verdadero motor de todo lector, incluido el profesor), reemplazado por una sensación de fastidio y hostilidad hacia la lectura. Autores y editores colaboran con demasiada frecuencia a reforzar esta línea de trabajo con libros, series y colecciones que presentan estrechos planteamientos didactistas de los que está ausente, la mayor parte de las veces, la vibración de la auténtica literatura.

Recientemente, es posible detectar un auge de este fenómeno en relación con los llamados temas transversales que aparecen reflejados en infinidad de títulos. Así, ya no hay que leer para disfrutar, emocionarse, entretenerse (y de paso, aprender), sino para alcanzar de forma inmediata determinados objetivos curriculares relacionados con la igualdad entre los sexos, el cuidado de la salud, la educación vial o los valores. La literatura ha quedado reducida, demasiado a menudo, a una mera fórmula para que los niños se coman nuestras deliciosas y nutritivas sopas. Y muy pocas veces caemos en la cuenta de que los niños (y los adolescentes) son lo bastantes listos como para rechazar la sopa y, de paso, la cuchara con que se les ofrece […]” (Javier García Sobrino y Diego Gutiérrez del Valle)

“No hay peor violencia cultural que el proceso de embrutecimiento que se produce cuando no se lee. Una sociedad que no cuida a sus lectores, que no cuida sus libros y sus medios, que no guarda su memoria impresa y que no alienta el desarrollo del pensamiento es una sociedad culturalmente suicida. No sabrá jamás ejercer el control social que requiere una democracia adulta y seria. Que una persona no lea es una estupidez, un crimen que pagará el resto de su vida. Pero, cuando es un país el que no lee, ese crimen lo pagará con su historia, máxime si lo poco que lee es basura, y si además la basura es regla en los grandes sistemas de difusión masivos” (Mempo Giardinelli)

“Escribir con conciencia del idioma español, que es la plataforma que sostiene lo que somos, que es el instrumento que nos permite comunicarnos entre nosotros, no es una carga sino un desafío, una travesía gozosa y divertida, capaz de mostrarnos todas las posibilidades de un lenguaje que aún tiene mucho que ofrecernos si lo empezamos a escribir con apasionada curiosidad, como un experimento en marcha, como un país desconocido que cada generación debe descubrir y explorar por cuenta propia, pero sin olvidar que ya otros han explorado ese territorio, que ya otros han escrito sus nombres en sus diccionarios y manuales de ortografías.

En todo caso, somos lo que escribimos, sí, y también somos como escribimos.” (Gabriel Trujillo Muñoz)